Tu cerebro no quiere que seas feliz
¿¿¿Cómo???
SI. Hoy te dejo este dato que no es poca cosa. Y me lo explicaba una neuro psicóloga con mucha claridad:
Tu cerebro está diseñado para que sobrevivas no para que seas feliz. El quiere a toda costa que te mantengas en el lugar “seguro”, el quiere a toda costa que continúes los hábitos que de una forma u otra te han mantenido vivitx y coleando, el quiere a toda costa que tu realidad se mantenga lo más parecida posible a lo que es ahora, porque mal que bien, con poca alegría o mucha, con poca plenitud o mucha, esta realidad te ha mantenido en esta tierra y eso es lo que tu cerebro realmente quiere.
Me encanto como me lo explicó: Si un hombre de la prehistoria se quedaba asombrado un largo rato apreciando la belleza de una flor muy probablemente un gran oso lo agarraba desprevenido y ”SUACATÁN” engullido era. El cerebro no se podía dar el lujo de permitirse estos momentos de dicha, todo debía perpetuar su supervivencia. ¡Y de ahí venimos! Pero ahora el miedo no es a un gran oso, nuestros grandes osos actuales son “la ruina” “el fracaso” “la soledad” “la enfermedad” “el rechazo” y un sin fin más.
Ahora…¿Para qué te sirve que yo te cuente esto ahora? para que te des cuenta que cada vez que tu quieres generar una transformación en tu vida impulsadx por las ganas de ser más feliz tu querido cerebro va a hacer lo posible por mantenerte en donde estás. Va a hacer lo posible por hacerte gastar la menor cantidad de energía, procrastinar, aplazar y no generar grandes transformaciones, porque esos nuevos lugares ¡PELIGRO! NO SON CONOCIDOS, NO SON SEGUROS, NO SABEMOS SI AHÍ SOBREVIVIRÁS.
Por eso pequeña gran almita, tus transformaciones tienen que estar impulsadas por otra fuerza, por otro gran cerebro paralelo que tienes en ti, ¿cual? ¡Tus vísceras!. Tu mente irracional, tu locx interior. Esa es la parte de ti que confía, se arriesga, se entrega a lo desconocido y se rinde ante el misterio. Porque esa parte de ti no solo quiere que sobrevivas, no solo quiere que respires oxígeno y sueltes dióxido de carbono hábilmente, esa parte de ti sabe que Mereces ser feliz.
Contéstame esta pregunta ya: ¿Estás escuchando tus vísceras? Escribe en un papel: ¿Qué es lo que te dicen hoy? y pégate ese papel en el cerebro, que él sepa que sus grandes dones (que no son pocos, no lo vamos a subestimar) son maravillosos, pero solo cuando están al servicio de ese gran tesoro escrito en papel.