Lo siento, estás muy vieja…
Algo así (disfrazado en palabras más amables) fue lo que me dijo una profesora de danza a mis 17 años, cuando le conté que tenía ganas dedicarme a la danza. Yo, una adolescente de 17 tiernos años… era muy vieja.
Lo chistoso, es que a mis 23 años, ya graduada de Arquitecta, decidí volver a bailar. En menos de un año estaba entrando a bailar profesionalmente en una compañía y en menos de dos años estaba dando clases de danza en una academia. Yo, una mujer de 23 años (6 años más vieja) pude empezar a cumplir mi sueño de danzar en escenarios, ser solista en un gran teatro, que me pagaran por hacer lo que más amaba en la vida y poder impartir lo que había aprendido a otras personas.
Pero ojo… a mis 17 años ¡estaba muy vieja!
Hoy te quiero compartir esta anécdota, no para darte a entender que a los 17 o a los 23 todavía estás a tiempo de cumplir tus sueños. NO. Te la comparto porque a los 23, a los 45, a los 72 y a los 90 estás a tiempo de cumplir tus sueños.
¿Qué me diría la Anami de 23 años si le hubiera podido hablar a la Anami de 17? Se le habría carcajeado a la profesora, y me habría dicho… ¡dale boba! Estudia lo que amas ya, no pierdas tiempo.
Desde que me pasó esto con la danza siempre que siento que “estoy muy vieja para algo” me hago la siguiente pregunta:
¿Qué diría mi YO de 10 años más sobre eso que quiero hacer hoy? ¿Qué diría tu ser dentro de 10 años sobre esa idea que tienes ahora de dedicarte a lo que realmente deseas? ¿Qué diría la mujer de 30 si tienes 20? ¿Qué diría el hombre de 50 si tienes 40? ¿Qué diría la mujer de 70 si tienes 60?
Te diría ¡dale! El tiempo es ahora ¿Tarde para qué? ¿Tarde para quién?