A los humanos nos encantaría tener poderes sobrenaturales, pero el más natural de todos es verdaderamente el más poderoso.

A simple vista pareciera que las personas que se dedican a leer el tarot o cualquier herramienta similar tienen poderes sobrenaturales. Se piensa que fueron dotadas de un don excepcional que nadie más tiene y que debido a este don extraño puede ver más allá de lo evidente. Lo que la mayoría de las personas desconoce es que un lector de tarot tiene el don más simple, sencillo, humano y vilmente común: El don de la intuición. La diferencia entre esta persona y todas las demás es que simplemente ha dedicado energía, tiempo y atención a desarrollarlo, como lo haría cualquier ser con cualquier otra habilidad humana: cortar el pelo, extraer muelas,  jugar al fútbol o manejar una empresa.

Imagínate a la intuición como un músculo más del cuerpo. Se nace con ella, pero el desarrollo de este músculo depende de la atención que le dediques. Jamás se ha escuchado a alguien decir “yo nací sin trapecio o sin cuádriceps”, pero sí puedes ver en la vida adulta a una persona con un cuádriceps muy fuerte y desarrollado y a otra con el mismo músculo flojo y sin tono. De la misma forma podemos encontrar personas que han logrado desarrollar su intuición al máximo, que conocen su voz, saben escucharla y  dejan que ella guíe su camino y decisiones cotidianas. Otras personas tienen este músculo tan débil que apenas pueden percibir cuando la intuición los llama, que escuchan con mucha más fuerza las voces externas o la de su mente netamente racional y así, guiadas por ellas pierden el rumbo que el corazón les indica.

Y en este punto te puedes preguntar “pero si yo no soy tarotista, ni quiero trabajar de ningún modo con la psique de otras personas, ¿para qué desarrollar esta habilidad? Y mi respuesta es: Para todo. Para absolutamente todo. En cada plantel educativo debería existir una materia primordial llamada “INTUICIÓN” los niños deberían llegar a su casa y decir a sus padres “voy a estudiar un poco, mañana tengo prueba de Intuición y quiero que me vaya muy bien”, debería tener mayor importancia que materias como trigonometría, biología y geografía ¿Por qué? Porque ninguna de esas materias te va a acercar tanto a la felicidad como la intuición.

La intuición es la que te indica si una relación suma en tu vida, si un lugar es adecuado para ti, si debes tomar esta vía para llegar un lugar o si te conviene otra, si la carrera que quieres elegir es la indicada, si un tipo de alimento te está haciendo daño, si la decisión que estás a punto de tomar la tomas por ti o por otros, si hay que hacer esa llamada, si es hora de perdonar… en fin. La intuición está profundamente ligada a la inteligencia infinita, la que es esencialmente perfecta.

Recuerda la imagen de la tierra flotando en medio del universo, como un grano de arena en el espacio infinito. Imagina ahora que tu mente racional es ese grano de arena, mientras que tu mente intuitiva es como el gran espacio que la contiene.  La mente racional tiene un límite ya que se fundamenta en tus conocimientos, tu experiencia previa, el mundo de lo conocido. No por esto deja de ser importante, porque es la mente que organiza, concretiza y materializa cualquier idea. Pero la mente intuitiva es infinita, tiene acceso a la totalidad de la consciencia, no está fundamentada en tus conocimientos y experiencias del pasado y por ello te invita constantemente a romper las limitaciones de lo conocido y a lograr algo esencial en el camino de la vida: trascender. Si la mente racional se basa en “lo que ha sido” la mente intuitiva se basa en “lo que puede ser” (Las infinitas posibilidades que yacen en el campo cuántico de un universo donde todo es posible).

La gran pregunta entonces sería ¿cómo puedo cultivar y desarrollar la intuición? Asi que a continuación te regalo 4 claves para que alimentes diariamente ese tesoro que tienes dentro y lo puedas ver manifestado en su mayor esplendor.

Amígate con la locura

La locura es la mejor amiga de la intuición. Vivir constantemente enmarcado por las líneas rectas de “lo correcto” “lo aceptable” y “lo lógico” es uno de los factores que más alimenta una intuición pobre y sumisa. Cuando somos pequeños estamos muy cerca de la locura, nos encanta hacer bobadas, decir ridiculeces, cantar y bailar cuando se nos antoja, gritar si tenemos rabia y carcajearnos en medio del lugar más silencioso si algo nos genera gracia. No te pido que vuelvas a ser niño y actúes de la misma forma. Pero quiero hacerte caer en cuenta de la gran cantidad de rigidez que acumulaste en tu vida y de cómo puedes haber perdido la capacidad de seguir tus impulsos viscerales por permitirle a la lógica reinar en tu existencia.  ¿Cómo amigarse con la locura? Juega más con tus hijos si los tienes, permítete pegarle al piso con los pies o gritar con una almohada en la boca si tienes rabia, pon una música que te guste y haz catarsis, baila en casa solo ¡porque sí!, toma diferentes caminos para llegar a tu lugar de trabajo, rompe el molde de los estereotipos y cambia tus rutinas. La locura en exceso y desenfrenada puede ser tan dañina como una mente extremadamente lógica, por eso vuelve al punto medio e invita a que la locura acompañe tu vida cotidiana, verás a la intuición florecer con alegría.